¿Alguna vez te has sentido como si llevaras el peso del mundo sobre tus hombros, mientras intentas ser la mamá perfecta y también una mujer independiente y exitosa? Bienvenida al club, querida. La carga invisible de ser mujer y mamá es real y afecta cada rincón de nuestra vida, desde no sentirnos suficientes hasta dudar de cada decisión que tomamos.
Primero, está esa constante sensación de no ser suficiente. No importa cuánto hagas, siempre parece que hay algo más que deberías estar haciendo. La casa podría estar más limpia, el trabajo mejor terminado, los niños más felices. Y así, la lista sigue y sigue, haciendo que cualquier esfuerzo parezca nunca ser suficiente.
Pensar en todo lo que deberías estar haciendo se convierte en una rutina mental agotadora. Desde recordar las citas médicas de los niños hasta planificar la cena, hay un flujo interminable de tareas que nunca cesa. Y entre todo esto, ¿dónde queda el tiempo para pensar en tus propias necesidades?
Expresar tus sentimientos se vuelve complicado. A veces parece más fácil tragarse las emociones que compartirlas. La frustración, el enojo, la tristeza; todos estos sentimientos se quedan adentro porque, seamos honestas, ¿quién tiene tiempo para un colapso emocional cuando hay tanto que hacer?

Dudar de todas tus decisiones es una constante. Desde qué colegio elegir hasta qué cocinar para la cena. Cada pequeña decisión viene con una dosis de duda, cuestionando si estás haciendo lo correcto. Esta constante autocrítica puede ser agotadora y hacerte sentir que estás fallando en todo.
Sentirse incapaz de descansar es otra carga invisible. Incluso cuando tienes un momento para ti, la mente no para. Siempre hay algo que deberías estar haciendo, y esa voz interna no te deja relajarte ni un segundo. El descanso parece un lujo inalcanzable.
La culpa de cubrir tus propias necesidades es una compañera constante. Tomarte un tiempo para ti misma, ya sea para un baño largo o una salida con amigas, viene con una carga de culpa que te hace cuestionar si realmente mereces ese respiro.
Cuestionar tus capacidades se vuelve una segunda naturaleza. ¿Eres lo suficientemente buena mamá? ¿Eres competente en tu trabajo? ¿Eres una buena pareja? Estas preguntas rondan tu mente constantemente, haciéndote dudar de ti misma en cada paso del camino.
Sentir que no haces nada bien y que los demás son mejores es una carga invisible que muchas llevamos. Compararte con otras mamás, con colegas de trabajo, con amigas, puede hacer que te sientas siempre en desventaja, como si nunca estuvieras a la altura.
Escuchar demasiadas opiniones y no saber qué hacer con ellas es otra fuente de estrés. Todo el mundo tiene un consejo que ofrecer, desde la crianza de los hijos hasta cómo equilibrar la vida laboral y personal. Y entre tantas voces, puede ser difícil escuchar la tuya propia.
La realidad es que, aunque todas estas cargas invisibles pueden ser abrumadoras, es crucial recordar que no estás sola. En Mom911, queremos recordarte que está bien no ser perfecta. Permítete sentir, dudar y equivocarte. Cada mamá y mujer tiene su propia lucha y su propia forma de lidiar con ella. Lo importante es seguir adelante, un día a la vez, y buscar apoyo cuando lo necesites. Así que, mamás, compartan sus historias y tips en los comentarios. Juntas, podemos hacer que esta carga sea un poquito más ligera.